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APRENDÍ A LEER CON LOS CÓMICS

Actualizado: 20 sept 2020

Entrevista a JAUME VILARRUBÍ PRATS

realizada por Linsabel Noguera de Librería Tres Paraguas (Gavá, Barcelona)

Jaume Vilarrubí Prats nació en L'Hospitalet de Llobregat en 1972. De niño quería saber qué misterio encerraban las palabras y le preguntaba a su madre “¿qué pone ahí?”, apuntando hacia cada cartel o aviso que salía al paso en sus paseos. Quizás por esa primera fascinación visual, donde la imagen y la palabra anunciaban la existencia de un objeto, de una oferta, de un producto, de un lugar, el cómic fue consecuencia natural del encuentro con la lectura y desde allí inició su experiencia lectora.

La pasión por los tebeos, los cómics, las novelas gráficas, lo siguen acompañando ahora desde la coordinación del área infantil de la biblioteca Josep Soler Vidal de Gavá y su club de lectura, Parlem de còmic! También coordina el Grupo de cómics del Colegio de Bibliotecarios de Cataluña, grup Còmic, y forma parte de la Asociación de Críticos y Divulgadores del Cómic en España (ACDComic). En 2007 participó en la publicación de De còmics: bibliografía selectiva, una guía sobre este género para la Generalitat de Catalunya.

Toda su vida dedicada, desde el placer y el oficio, a la lectura de viñetas, lo hacen un interlocutor ideal para conversar sobre cómic y su potencial como generador de nuevos lectores.

LN ¿Cómo nace esa pasión por el cómic?

Supongo que con el dibujo. Me llevo siete años con mi hermana, por lo que pasaba muchas horas solo en casa. Yo siempre tuve claro que quería aprender a leer y aprendí a leer con los cómics. Una cosa intuitiva, no sé.

Luego leí libros, narrativa, pero hasta la preadolescencia no empecé a leer un libro que me diera mucho placer realmente como para considerar que los libros estaban bien. El tema de las ilustraciones me atrapó. En mi madurez ya sí leo de todo. En mi mesita de noche han estado Delibes y Batman juntos, como si nada. Para mí ahora las dos cosas son igual de plenas.

LN Desde tu propia experiencia, que aprendiste a leer desde el cómic, ¿cómo encaja en este proceso de dinamización en la biblioteca donde queremos que los jóvenes y los niños lean?

¡Pues encaja perfectamente! Sobre todo a una edad que en muchos sectores se habla de que desertan de la lectura y cuando te vas cualquier día al salón del manga está lleno del perfil, del target ese que dicen deserta de la lectura. Está lleno porque consumen cómics, pero además en cantidades ingentes, leen mucho; y es un pequeño ejemplo.

Luego te vas al país vecino, a Angoulême, y ves un mercado editorial y jóvenes leyendo por todas partes por puro placer. La lectura tiene que entrar por el estímulo del placer. Ya sé que luego viene el conocimiento, pero tiene que entrar por el placer para que realmente salga el amor por ella. Y como tiene que entrar por el placer, el cómic ofrece una puerta nueva y diferente. Cada lector tiene su universo y cada lector escoge, solo o con ayuda, una de estas puertas que luego vemos están intercomunicadas.

Yo creo que la dinamización de la lectura desde la biblioteca es algo fundamental, es el espacio que hay que proteger y el cómic nos ofrece un mundo de posibilidades. Años atrás la comunidad bibliotecaria y la comunidad educativa, aquí la incluyo, no eran conscientes del potencial que tenía entre manos, por desconocimiento también. Hoy en día eso se ha ido subsanando gracias a profesionales que han ido trabajando el cómic, acercándolo, divulgándolo y, bueno, haciéndolo consumible para todo tipo de lectores, especialmente los más pequeños.

LN La Asociación de críticos ha ayudado a consolidar el cómic, impulsándolo dentro de otros ámbitos culturales, al presentarlo como un producto de calidad literaria y eso ha hecho que hoy en día haya artículos especializados, más apariciones en prensa, centros de interés en las bibliotecas, que sea un nuevo recurso de aula.

La Asociación española nació a imagen de la francesa, que tiene un grandísimo prestigio en el país vecino: su intención era normalizar la situación del cómic en algunos estamentos donde no había entrado o se le miraba de reojo, con cierta desconfianza.

Me remonto a los 90, después de la publicación de Persépolis, de Marjane Satrapi. A mí me gusta decir que Persépolis sacó al cómic del Carrefour y lo llevó al FNAC, con lo cual la subió un peldaño cultural. Hoy en día el cómic aparece en todo tipo de medios.

LN Y también ha impulsado la formación estética de ese lector que se gana para el cómic.

Sí. Se ha dado valor a una serie de obras de estética vanguardista y no solo de narrativa clásica, que es la zona de confort habitual o más convencional. Se ha intentado dar un empuje y vestir de largo este tipo de cómics y presentarlos como obras de muchísima calidad. Aquí hay muchos autores y autoras jóvenes con propuestas de gran calidad. Lo que han hecho, tanto la asociación como el grupo de cómic, es darle un pequeño impulso y decir “señores esto tiene calidad, lo que pasa es que sale un poco de la narrativa de confort a la que estamos habituados, pero esto es una evolución creativa que ahora mismo puede ser rentable”. Esta vanguardia de creatividad es una evolución estética del cómic.

LN Eso que dices de esa evolución, que tiene que ver con la evolución estética, pero que también tiene que ver con la evolución conceptual de cómo se asumía el cómic. Cómo la aparición de autores como Eisner, lo sacaron de ese espacio de literatura de segunda categoría a pasarlo a algo que se podía consumir dentro del círculo cultural porque tenía un valor agregado al “dibujito”, una propuesta estética junto a un concepto argumental. Eso permitió además del fomento lector, la formación estética de ese lector. Y el acceso a otros ámbitos que tienen que ver con la permeabilidad que se logra en redes culturales como museos, galerías, centros cívicos, con el consumo del cómic y la novela gráfica en la cultura pop.

Bueno, Will Eisner es el Orson Wells del cómic con su capacidad revolucionaria y su estética absolutamente narrativa y cinematográfica. Cuando él empezó a dibujar Spirit o la época más nueva de Spirit, era una cosa absolutamente rompedora. Y fue más valorado cuando sacó El contrato con Dios, a finales de los 70. Un cómic con un contenido absolutamente realista, sin súper héroes, sin aventuras, sino absolutamente realista, apostando por un formato de libro y le llamó graphic novel, novela gráfica. Eso fue romperdor. En EEUU se consumía básicamente el mainstreamer de superhéroes y faltaban algunas cosas más underground. Entonces Will Eisner dijo “yo hago cómic y creo que tiene que estar al lado de los libros, en bibliotecas, en librerías y en casas, ¿no?” Y ese fue un momento de dignificación.

Eisner empezó a romper barreras para que en el momento en que llegara Spiegelman con Maus consiguiera el Pulitzer. Eso entonces le abrió la puerta al MOMA a los cómics, ¡una cosa insólita! Ya hoy en día es más normal, sobre todo en Francia, EEUU y últimamente aquí en España; en el Museo del Prado, en Barcelona, con las colaboraciones entre en FiComic y el MNAC y en Valencia con el IVAN.

LN Ese salto del cómic lo ha llevado de considerarse algo menor, como los tebeos, las tiras cómicas del diario, a estar en el anaquel de literatura; tanto en las librerías como en las bibliotecas. ¿Cómo sientes tú que ha sido la influencia del cómic en la búsqueda de un lector y al mismo tiempo en el lector que busca ese producto cultural?.

El cómic durante muchos años ha tenido que llevar la mochila de la estigmatización de infantil. Originariamente sí que se producía cómic para público infantil y mucho, pero desde que el cómic empezó a madurar han pasado décadas. Ha sido un proceso de maduración constante. Progresivamente se ha ido desestigmatizando y el cómic para adultos se ha ido consolidando, normalizando.

LN Eso lo ha hecho ganar lectores.

Sí. Un lector podía empezar leyendo en digital o en cómics y a medida que va creciendo va cambiando de gustos y de estilos. Hoy en día el mercado te ofrece una versatilidad de títulos, autores, formatos ¡insólita! Me atrevería a decir que en la historia de nuestro país nunca han habido tantas posibilidades para un lector en el mercado, más en el área del cómic. Publicaciones originales, pero también hay muchísimas traducciones. ¡Para un lector es un momento increíble! Hay mucho para escoger, ¡es fantástico! Entonces, un lector, a través de todos sus procesos de crecimiento, de madurez, de su línea vital, podrá ir encontrando diferentes propuestas a las que acogerse y disfrutar, o probar y mutar, porque hay para todo tipo de lectores.

LN Con toda esta diversidad me he dado cuenta que se están editando cómics para los primeros lectores, que tienen la misma envergadura y seriedad de asumir la obra como los cómics para adultos. Que han dejado de considerarlos como un suplemento, una revistita.

Ahora hay una seriedad editorial y una apuesta para publicar con cariño para primeros lectores, títulos con calidad de contenido y de edición.

También se editan muchas cosas que cuando yo era niño lo consumía como público infantil pero que ahora se publican para nuestros niños adultos, es decir para los que ya crecimos, para coleccionistas. Cómics que son para los niños que ahora somos mayores. Es una apuesta que pone un producto para la nostalgia.

Por esta apuesta se están recuperando muchas cosas que catalogamos en infantil, porque en realidad eran para el público infantil de hace 50 años, aunque ahora lo están publicando para adultos. Otra línea de calidad es el contenido que se produce desde cero, es decir, novedades para público infantil de editoriales que están publicando con muchísima calidad: Narval, de Juventud, todo lo que está editando Mamut, en sus líneas de 3, 6, 9 años. O Sally books y Astronave también. Por mencionar algunas, pero hay muchas otras que provienen del mundo infantil y juvenil, que nunca habían publicado cómic y ahora están probando a ver qué tal les va y crece la oferta.

Hace diez años encontrar todo lo que se editaba en el mundo del cómic infantil era facilísimo. Hoy cuesta estar al día en lo que se publica en infantil.

LN También pasa algo muy interesante que enriquece esa producción editorial: los ilustradores van de un formato a otro, pueden ir de novela gráfica a cómic a un álbum ilustrado, como por ejemplo Pablo Auladell. Él tiene distintos registros y puedes ver que entiende perfectamente el formato en el que está trabajando y el público al que se está dirigiendo.

Estamos hablando de un monstruo. Pablo Auladell es una pasada, lo admiro muchísimo, tiene magia en los lápices, sí, sí, y todo lo que hace lo hace bien y es habitual del mundo de la ilustración infantil y juvenil, pero también del cómic adulto, donde lo encuentras más emocional o más reflexivo, con muchas apuestas. Tiene la última adaptación del Acorazado Potemkin, para Libros del Zorro Rojo, que sin ir más lejos, es fantástica.

LN Con las narrativas gráficas pasa algo hablando de la autoría, que si bien es cierto que en muchos casos hay un único autor, en la mayoría ves que hay un equipo de trabajo, mínimo una dupla creativa, donde alguien aporta la parte escrita, el guión, y otra persona aporta la parte visual del dibujo, la ilustración, para hacer la historia entre los dos.

Sí, sí. Y también muchas veces el colorista. Eso depende. Hay autores que son capaces de trabajar sus guiones, sus dibujos, y lo hacen fenomenal. Otras veces hay dibujantes que necesitan de un guionista y lo saben, por eso necesitan alguien que les dé una historia. Un guionista no solo escribe un texto y se lo da a un dibujante sino que muchas veces lo escribe, o lo reescribe para él.

El mercado norteamericano es muy diferente, te asignan un dibujante, te asignan un colorista, tienes una fecha de entrega. Es mucho menos romántico, pero funciona. Hay que sacar la página en tal fecha, página en tal fecha… El mercado francés también es diferente y muchas veces son los editores que asignan este guionista, esta historia, le buscan el dibujante. Es el editor el que hace su trabajo de editor, también es importante, y escoge dos o tres dibujantes para hacerles esta historia. Cada uno hace una prueba y entonces, junto con el guionista, deciden cuál encajará mejor.

Y también autores que funcionan como Paco Roca, que puede trabajar con un guionista, pero cuando trabaja solo lo hace también de manera espléndida.

LN Así es. Esta madurez de la novela gráfica y el cómic ha hecho también que surjan autores de esta envergadura y que ya en las librerías el cómic es más que un espacio donde se van a encontrar a Archi, o a Mortadelo y Filemón, que me encantan, sino que también pueden ir ahí y buscar una oferta gráfica muy variada.

Ciertamente. Aunque te digo que Mortadelo y Filemón es el cómic más vendido de España. Es el título más prestado en la red de bibliotecas de la Diputación de Barcelona, de todas las bibliotecas, porque lo cogen niños, padres, abuelos… ¡Lo leen un montón!

El mercado actual tiene publicaciones adecuadas a cada edad. Cosas para niños y otras para un lector más reflexivo, más maduro, que busca incluso una apuesta poética. Cosas más consumibles, más ligeras. O más maduras del género, con mayor profundidad y exigencia para el lector.

Y está el mundo del manga, que no hemos tocado.

LN Y que es otro aspecto muy movido de este panorama.

¡Es un tsunami! Un auténtico tsunami que mueve millones de lectores en todo el mundo con una cantidad de títulos bárbara. Vemos como el lector de cómic más habitual de España ahora ya es un lector de manga. Un fenómeno mundial. Los autores de manga han hecho cosas bien y muy inteligentemente. Han tocado temas poco abordados antes, como feminismo, LGTB, relatos desde la perspectiva femenina adolescente. Aparte de tener una narrativa muy ágil, fácilmente accesible.

LN He visto que tanto en el manga como en el cómic se están retomando los clásicos como base del argumento para crear una adaptación visual. Así como ha hecho el cine, ¿lo hace el cómic?

En los años 80 se hizo mucho. Ahora está esta colección de Norma editorial, que publica clásicos de la literatura en manga. Obviamente busca el fenómeno del manga para rentabilizarlo.

Lo más habitual es adaptar obras de autor, no clásicos. Por ejemplo Javier Rey adaptó al cómic la novela Intemperie, de Jesús Carrasco, y estuvo nominado a los Premios Eisner 2019.

Otra obra de éxito en la literatura actual y que está adaptada al cómic con mucha calidad es La chica que soñaba con cerillas y un bidón de gasolina, de Stieg Larsson; publicada por Planeta cómic como parte de la trilogía Millenium, con dibujos de José Homs, un artista del cómic egresado de la Escola Joso en Barcelona.

LN También hay una excelente versión, muy visual, de la Trilogía Murakami, publicada por Libros del Zorro rojo y eso te habla de una mayoría de edad del formato gráfico y que apunta a un lector que ha crecido con ese formato.

Sí. La diferencia que tenemos con respecto a otras épocas es que el lector adulto está muy consolidado, es decir, ya no da vergüenza leer un cómic en el metro porque dejó de ser una cosa de niños. Como eso está bastante superado en los espacios culturales y los medios, el cómic ya se ha hecho un pequeño lugar, incluyendo reseñas de programas de podcast hablando de cómic y crítica de cómic. Ese también es un termómetro, cuando la crítica de cómic se dignifica. La presencia de una crítica madura y objetiva, que toma cuerpo y presencia también es un síntoma de salud del cómic. Y otro síntoma más de salud es la presencia en los museos y las universidades: exposiciones, estudios, tesis, tesinas, cursos, créditos en diferentes universidades de todo el país.

LN ¿Y cuál ha sido tu experiencia aquí con los lectores, ya que la biblioteca en Gavá es una biblioteca con un área especializada en cómic?

Pues muy gratificante, porque he hecho muchos amigos. Niños que vinieron pequeños y he conseguido que leyeran. Tengo muchas anécdotas con padres súper contentos que te dicen “mira, ahora lee”. O lectores adultos con los que al final hemos hecho amistad. La experiencia con el club de lectura de cómics es muy positiva, muy positiva. Tenemos unos números de préstamos que son muy potentes, aquí el cómic sale muchísimo en préstamo; cerca de un tercio de la novela, lo cual es brutal. Claro, yo les recomiendo cómics desde prelectores a adultos, todas las edades y es un privilegio, porque ha abierto puertas de exploración a muchos niños, a muchos padres, a muchos jóvenes.

LN ¿Crees que cuando el público se acerca al cómic se acerca con menos rigidez, más relajado? Se dicen “bueno, me voy a leer un cómic”, sin la presión del párrafo narrativo de otro formato de lectura y encuentran para cada edad un cómic que puede engancharlos y decir “me gusta leer”, cuando de pronto otro formato de lectura no te lo había hecho sentir.

Yo me atrevería a decir que sí, la gente llega muy relajada al cómic. A los únicos que me ha tocado explicar un poco han sido a algunos padres que te dicen “yo quiero que mi hijo lea, pero no cómics. Mi hijo no lee”. Y bueno, es el único momento en que he tenido que explicar que si le gusta leer cómics tampoco es una mala noticia. ¡Pues que lea cómic! Y si luego esto lo lleva a otro tipo de lecturas ya podrá ir encajando. El camino que está haciendo importa, lo que lea no lo puede echar para atrás.

LN El cómic es un aliado en el camino de la formación de un lector.

Sí, por eso mismo tiene el potencial que tiene; porque tiene un lenguaje muy intuitivo. Incluso un chaval que te aterriza aquí de otro país, que no entiende el catalán ni el castellano, encuentra que hay cómics que apenas tienen texto, o cómics sin texto que les pueden hacer pasar un buen rato sin saber el idioma.

También pasa con los prelectores. Su primera manera de acercarse a la lectura es con imágenes, con álbumes ilustrados y cómics. La narrativa de ambos formatos es muy semejante. Las imágenes cuentan la historia. Y son lecturas que hacen por placer. Pueden parar, mirar, volver, darse el tiempo para encajar en este tipo de obras. Pasa con los libros de la editorial Mamut, por ejemplo. Creo que es la editorial que más ha trabajado y mejor por cierto el tema de los pequeños lectores o prelectores.

LN Acabas de pulsar un tema vital para mí. En el mundo en que vivimos, donde cada vez más personas, en diferentes regiones, estamos lejos de nuestro lugar de origen, ¿cómo el cómic se convierte en un anfitrión, en una puerta de entrada para las costumbres, las tradiciones, el idioma y para hacer tejido social? ¿Cómo el cómic puede dar la bienvenida a los migrantes?

El cómic y también el álbum ilustrado. Pueden ayudar a que esta integración fluya con mucha más normalidad. Además de esa lectura gráfica, más allá del idioma, el cómic es también una puerta para entrar en el imaginario de la sociedad donde llega, de conexión con el imaginario del que viene el migrante, de construcción de valores comunes, o -como dices tú- de tejido social a través sus temáticas y elementos de lectura más intuitiva. Hay una versatilidad de títulos que abordan temas complejos y los acercan a todo tipo de edades de manera muy elocuente.

LN Y empatizar desde el libro y desde la experiencia interpersonal.

Empatizar, sí. Empatizar con una realidad que está ahí y que es una puerta, es un dibujo de algo que tú muchas veces oyes, te pasa al lado y no lo ves; pero en ese momento empatizas con esa otra realidad. La vives, te das cuenta, te pones en su piel. Y eso tiene que ayudar a hacer reflexionar mucho, tanto individualmente y como sociedad.

LN ¿Y en este momento qué estás leyendo?

La esperanza pese a todo, de Emile Bravo.

LN A un adulto que nunca se ha acercado al cómic, que no es un gran lector pero tiene una inquietud por leer y quizás el cómic es un camino más lúdico para iniciarse, ¿qué le recomendarías?

Los buenos veranos, de Zidrou y Lafebre, de Norma. Es un cómic de muy buen rollo sobre una familia que se va de vacaciones, es una serie donde muestran diferentes años de la familia. Ese es un cómic que te deja con una sonrisa muy agradable en la boca.

LN Para un lector en transición entre la infancia y la pubertad.

Entonces nos perdimos, de Astronave. O Solos, de Gazzotti y Wahlmann, publicado por Dibbuks.

LN Y ya en la adolescencia, ¿qué sugerirías?

¡Sonríe!, de la Raina Telgemeier, que publicó Maeva. Cualquiera de la Telgemeier puede conectar muy bien con los adolescentes. Y Jamás tendré 20 años, de Jaime Martín, publicada por Norma.



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